Muchas veces ingerimos más de lo que gastamos y no somos conscientes de ello. Pasamos muchas horas sentados concentrados en trabajos con alto nivel de estrés y las señales que manda nuestro organismo al cerebro son erróneas pues la sensación es de haber consumido gran cantidad de energía debido al cansancio que el trabajo nos ha generado. Sin embargo, esta energía no proviene de haber quemado grasas en cambio tu sensación es de haber corrido kilómetros y llegas a casa con ganas de devorar. En ese momento tienes que ser consciente del trabajo físico que realmente has hecho y adecuar tu alimentación de forma personalizada a esta circunstancia.

ANA GOLPE – NUTRICIONISTA

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